Vigila amb els caramels a la porta de l'escola...(o la por innecesaria..)
Fa temps que tenia aquest escrit guardat al blog com a borrador i no aconseguia trobar temps per acabar-lo però avui he llegit la Contra de la Vanguardia on entrevistaven a una mare americana que parlava del tema que tenia pendent. L'educació als nostres fills basada en la por.
Recomano llegir aquesta entrevista, aquí us deixo una part:
"
¿Estoy ante la peor madre de América?
Ese título me han colgado.
¡Algo habrá hecho para merecerlo...!
Sí: confiar en la vida, en el mundo, en la gente y en mi hijo.
¿Confiar?
Confiar en que mi hijo Izzy, a los 9 años, podía ir y volver él solito de casa al colegio.
¿Y podía?
Claro: desde pequeño ha viajado en metro conmigo y su padre, y días antes de dejarle ir solo, repasamos el trayecto con él.
¿Y qué decía Izzy al respecto?
Como la mayoría de chavales, él anhela sentirse independiente, autónomo, sentirse mayor: le ilusionaba moverse solo por Nueva York, y sabíamos que tenía plena capacidad para hacerlo. Y le dejamos hacerlo.
¿Y dónde estuvo el problema, pues?
En que un policía, al verle solo en el metro, le detuvo: "¿Dónde vas solo, tan pequeño? ¿Lo saben tus padres?", le preguntó. No se creyó que le hubiésemos dejado moverse solo por el metro de Nueva York...
¿Y qué pasó?
Se lo llevó a comisaría y me llamaron a casa.
Vaya susto, ¿no?
Me sobresalté. Por teléfono le confirmé al agente que yo había permitido a mi hijo salir solo. El policía no daba crédito: "¿Y no le preocupa lo que pueda pasarle a su hijo?", inquiría, atónito. ¡Temí ser arrestada!
¿Y no le inquietaba que fuera solo?
¿Qué podía pasarle? ¿Ser robado? ¿Agredido? ¿Secuestrado? ¿Violado? ¿Asesinado? ¿Descuartizado? ¡Por favor! Ese modo de pensar tóxico es mayoritario hoy en mi país, con unas consecuencias espantosas...
¿Qué consecuencias?
Tener tanto miedo a monstruos que atacarán a nuestros hijos ¡convierte a los padres en verdaderos monstruos para sus hijos!
Tanto como eso...
¡Los padres roban a sus hijos la infancia y el gusto por la vida, inoculándoles recelo y miedo! Están encapsulándolos, incapacitándolos para vivir en sociedad. Mire, yo relaté lo sucedido con mi hijo Izzy en mi columna periodística, y asistí a dos reacciones...
A ver: una...
Se me acusó de desocuparme de mi hijo, de ser mala madre, negligente, perezosa, pasota, culpable de lo que le pasara a mi hijo...
La peor madre de América, vamos.
Pero la otra cosa que pasó es que recibí cartas de chavales. Le leo una: "Tengo 15 años. Me llevan en coche de casa al colegio, mi vida es ver la tele, videojuegos... Es divertido un rato..., ¡pero no tengo libertad!: no puedo jugar en el jardín porque mis padres tienen miedo a que me secuestren o me maten. ¡No quiero que mis hijos, si un día los tengo, vivan como yo!".
Se trata de un caso extremo...
No, es común. Cuando yo era niña, correteábamos por la calle, los niños repartían diarios, las niñas de 12 años hacíamos de canguro a niños pequeños, o cantábamos por las casas pidiendo aguinaldos... ¡Nada de eso se permite hoy! Sólo un 10% de los niños de mi país van solos al cole.
Habrá aumentado la inseguridad...
¡Mentira! El índice de seguridad vuelve hoy a ser el mismo que el de 1963, y Nueva York es de las ciudades más seguras del país.
Entonces, ¿a qué responde tanta sobreprotección?
La televisión sabe que repetir sucesos luctuosos, crímenes, tragedias, niños secuestrados, una niña asesinada... nos estremece, atrae, magnetiza y vende. Y lo hacen: ¡los repiten sin descanso! ¿Pasa esto en España?
Estamos en ello.
El efecto de esto es que la gente se queda con un mensaje: "La calle es peligrosa, ¡mi hijo está en peligro!". E incluso algo peor...
¿Qué?
¡Acabas viéndote a ti mismo como criminal! "Si un vecino me deja a su hijito, ¡qué irresponsable es!, porque yo podría...".
¿Qué medidas tomaría usted si mandase en Estados Unidos?
Que no se arreste y enjuicie - como ahora-a padres que dejan un rato a sus niños solos en casa o les permiten salir solos a la calle.
Pobres padres...
Y pobres hijos: cosificados, convertidos en inútiles, no sabrán desenvolverse mañana. ¡Démosles la oportunidad de espabilarse!
¿Cómo?
Déjale que vaya a comprar el pan o el periódico, déjale que complete una vuelta a la manzana en bici él solo, déjale que vaya a comprarse un helado... Enséñale, ¡y suéltale! Ser buenos padres consiste en eso.
¿Qué otro consejo daría?
Me escribió el otro día un señor de 90 años: "Recuerdo el día en que, con 10 años, me dejaron subir solo al tren...". Tras casi un siglo de intensa existencia, ¡Segunda Guerra Mundial incluida!, al final de su vida, ¿quién era ese hombre, quién había sido siempre? ¡El niño valiente que subió solo al tren...!
Confianza es el mensaje, ¿verdad?
Confía más en lo que ves que en la tele: ¿secuestran cada día a un niño en tu ciudad?
¡No!
Pues no lo secuestres tú: ¡tenemos secuestrados a nuestros hijos! Alguien me soltó: "Esta madre prefiere darle a su hijo un día de diversión a una larga vida", ¡dando por hecho que alguien matará a mi hijo!: así de aberrante es la mentalidad estadounidense.
¿Qué es lo peor que le han dicho?
"¡Ojalá algo horrible le pase a tu hijo, para que aprendas!".
"
Vivim en una societat repleta de noticies tràgiques que ens deformen la nostre realitat i vivim en un món fictici amb moltes pors inecessaries, o com a mínim, no haurien de ser pors que ens afectessin tant.
En aquest escrit em vull referir a les pors que els inculquem als infants, els mes petits, del mon que ens envolta.
Un nen petit, que sempre està amb nosaltres o a l'escola, no li fan falta la majoria de pors que els pares li transmetren.
Les violacions son un fet terrible però quantes violacions es produeixen cada dia a la nostre ciutat? quants assessinats de nens? quantes agressions gratuites? quants segrestos? quantes intoxicacions per menjar caramels d'algun desaprensiu a la porta de l'escola? quants atropellaments? quants atracaments?
Crec que hem de donar llibertats als nostres fills perquè experimentin amb la vida, però ull, quan dic llibertats em refereixo a que es puguin desenvolupar lliurement dins de les normes que els pares impossem. Si, si, impossem. Les normes bàsiques s'imposen, la resta es poden negociar.
Estic fart que em mirin malament quan deixo anar sola a la meva filla de tres anys a premer el boto per creuar un semafor. Es prou madura per saber el que fa. Que pot entrebancar i caure a la carretera? ja l'he preparat perquè sigui conscient que aquest fet es pugui produir, per tant, va en compte. Però jo vull que maduri, que senti que cada vegada es mes responsable dels seus actes que no pas agafar-la de la mà fins a premer el boto i no deixar-la anar fins a creuar.
Es habitual que em mirin malament perque el meu fill cau a terra i me'l quedo mirant mentre s'aixeca.
Es habitual que si tiren el xumet a terra em mirin malament perque no el recullo, l'han tirat ells, no pas jo i es el seu xumet, per tant, la seva responsabilitat.
Es habitual quan explico algun fet al meu fill algu digui: "Encara es petit per entendre això...".
Hi ha mes risc amb la meva visió? A curt termini potser te mes risc la meva filla però a llarg termini em sembla que s'intercanviaria el risc.
Recomano llegir aquesta entrevista, aquí us deixo una part:
"
¿Estoy ante la peor madre de América?
Ese título me han colgado.
¡Algo habrá hecho para merecerlo...!
Sí: confiar en la vida, en el mundo, en la gente y en mi hijo.
¿Confiar?
Confiar en que mi hijo Izzy, a los 9 años, podía ir y volver él solito de casa al colegio.
¿Y podía?
Claro: desde pequeño ha viajado en metro conmigo y su padre, y días antes de dejarle ir solo, repasamos el trayecto con él.
¿Y qué decía Izzy al respecto?
Como la mayoría de chavales, él anhela sentirse independiente, autónomo, sentirse mayor: le ilusionaba moverse solo por Nueva York, y sabíamos que tenía plena capacidad para hacerlo. Y le dejamos hacerlo.
¿Y dónde estuvo el problema, pues?
En que un policía, al verle solo en el metro, le detuvo: "¿Dónde vas solo, tan pequeño? ¿Lo saben tus padres?", le preguntó. No se creyó que le hubiésemos dejado moverse solo por el metro de Nueva York...
¿Y qué pasó?
Se lo llevó a comisaría y me llamaron a casa.
Vaya susto, ¿no?
Me sobresalté. Por teléfono le confirmé al agente que yo había permitido a mi hijo salir solo. El policía no daba crédito: "¿Y no le preocupa lo que pueda pasarle a su hijo?", inquiría, atónito. ¡Temí ser arrestada!
¿Y no le inquietaba que fuera solo?
¿Qué podía pasarle? ¿Ser robado? ¿Agredido? ¿Secuestrado? ¿Violado? ¿Asesinado? ¿Descuartizado? ¡Por favor! Ese modo de pensar tóxico es mayoritario hoy en mi país, con unas consecuencias espantosas...
¿Qué consecuencias?
Tener tanto miedo a monstruos que atacarán a nuestros hijos ¡convierte a los padres en verdaderos monstruos para sus hijos!
Tanto como eso...
¡Los padres roban a sus hijos la infancia y el gusto por la vida, inoculándoles recelo y miedo! Están encapsulándolos, incapacitándolos para vivir en sociedad. Mire, yo relaté lo sucedido con mi hijo Izzy en mi columna periodística, y asistí a dos reacciones...
A ver: una...
Se me acusó de desocuparme de mi hijo, de ser mala madre, negligente, perezosa, pasota, culpable de lo que le pasara a mi hijo...
La peor madre de América, vamos.
Pero la otra cosa que pasó es que recibí cartas de chavales. Le leo una: "Tengo 15 años. Me llevan en coche de casa al colegio, mi vida es ver la tele, videojuegos... Es divertido un rato..., ¡pero no tengo libertad!: no puedo jugar en el jardín porque mis padres tienen miedo a que me secuestren o me maten. ¡No quiero que mis hijos, si un día los tengo, vivan como yo!".
Se trata de un caso extremo...
No, es común. Cuando yo era niña, correteábamos por la calle, los niños repartían diarios, las niñas de 12 años hacíamos de canguro a niños pequeños, o cantábamos por las casas pidiendo aguinaldos... ¡Nada de eso se permite hoy! Sólo un 10% de los niños de mi país van solos al cole.
Habrá aumentado la inseguridad...
¡Mentira! El índice de seguridad vuelve hoy a ser el mismo que el de 1963, y Nueva York es de las ciudades más seguras del país.
Entonces, ¿a qué responde tanta sobreprotección?
La televisión sabe que repetir sucesos luctuosos, crímenes, tragedias, niños secuestrados, una niña asesinada... nos estremece, atrae, magnetiza y vende. Y lo hacen: ¡los repiten sin descanso! ¿Pasa esto en España?
Estamos en ello.
El efecto de esto es que la gente se queda con un mensaje: "La calle es peligrosa, ¡mi hijo está en peligro!". E incluso algo peor...
¿Qué?
¡Acabas viéndote a ti mismo como criminal! "Si un vecino me deja a su hijito, ¡qué irresponsable es!, porque yo podría...".
¿Qué medidas tomaría usted si mandase en Estados Unidos?
Que no se arreste y enjuicie - como ahora-a padres que dejan un rato a sus niños solos en casa o les permiten salir solos a la calle.
Pobres padres...
Y pobres hijos: cosificados, convertidos en inútiles, no sabrán desenvolverse mañana. ¡Démosles la oportunidad de espabilarse!
¿Cómo?
Déjale que vaya a comprar el pan o el periódico, déjale que complete una vuelta a la manzana en bici él solo, déjale que vaya a comprarse un helado... Enséñale, ¡y suéltale! Ser buenos padres consiste en eso.
¿Qué otro consejo daría?
Me escribió el otro día un señor de 90 años: "Recuerdo el día en que, con 10 años, me dejaron subir solo al tren...". Tras casi un siglo de intensa existencia, ¡Segunda Guerra Mundial incluida!, al final de su vida, ¿quién era ese hombre, quién había sido siempre? ¡El niño valiente que subió solo al tren...!
Confianza es el mensaje, ¿verdad?
Confía más en lo que ves que en la tele: ¿secuestran cada día a un niño en tu ciudad?
¡No!
Pues no lo secuestres tú: ¡tenemos secuestrados a nuestros hijos! Alguien me soltó: "Esta madre prefiere darle a su hijo un día de diversión a una larga vida", ¡dando por hecho que alguien matará a mi hijo!: así de aberrante es la mentalidad estadounidense.
¿Qué es lo peor que le han dicho?
"¡Ojalá algo horrible le pase a tu hijo, para que aprendas!".
"
Vivim en una societat repleta de noticies tràgiques que ens deformen la nostre realitat i vivim en un món fictici amb moltes pors inecessaries, o com a mínim, no haurien de ser pors que ens afectessin tant.
En aquest escrit em vull referir a les pors que els inculquem als infants, els mes petits, del mon que ens envolta.
Un nen petit, que sempre està amb nosaltres o a l'escola, no li fan falta la majoria de pors que els pares li transmetren.
Les violacions son un fet terrible però quantes violacions es produeixen cada dia a la nostre ciutat? quants assessinats de nens? quantes agressions gratuites? quants segrestos? quantes intoxicacions per menjar caramels d'algun desaprensiu a la porta de l'escola? quants atropellaments? quants atracaments?
Crec que hem de donar llibertats als nostres fills perquè experimentin amb la vida, però ull, quan dic llibertats em refereixo a que es puguin desenvolupar lliurement dins de les normes que els pares impossem. Si, si, impossem. Les normes bàsiques s'imposen, la resta es poden negociar.
Estic fart que em mirin malament quan deixo anar sola a la meva filla de tres anys a premer el boto per creuar un semafor. Es prou madura per saber el que fa. Que pot entrebancar i caure a la carretera? ja l'he preparat perquè sigui conscient que aquest fet es pugui produir, per tant, va en compte. Però jo vull que maduri, que senti que cada vegada es mes responsable dels seus actes que no pas agafar-la de la mà fins a premer el boto i no deixar-la anar fins a creuar.
Es habitual que em mirin malament perque el meu fill cau a terra i me'l quedo mirant mentre s'aixeca.
Es habitual que si tiren el xumet a terra em mirin malament perque no el recullo, l'han tirat ells, no pas jo i es el seu xumet, per tant, la seva responsabilitat.
Es habitual quan explico algun fet al meu fill algu digui: "Encara es petit per entendre això...".
Hi ha mes risc amb la meva visió? A curt termini potser te mes risc la meva filla però a llarg termini em sembla que s'intercanviaria el risc.
Jo soc el primer que no vull que a la meva filla li passi res, per això la preparo per madurar i per ser responsable. No deixaria premer el boto del semafor a la meva filla si ella no fos concient del perill dels cotxes.
I una altre cosa, desenganyem-nos, nomes el fet d'estar vius pot provocar el risc d'un accident o de la mort, no es pot evitar aquest risc per molt que es vulgui. Per tant, no es pot viure constantment amb aquesta por, per molt aterradora que ens sembli la idea del que pugui passar.
Fa uns mesos va sortir una noticia on una nena d'un any va morir al caure per unes escales, mentre jugava amb les seves germanes. Una noticia tragica i desgraciada. Però per això no hem de deixar baixar les escales de casa nostre al nostre fill, si ja està capacitat per fer-ho? El risc es inherent a la vida.
Potser quan aquesta criatura tingui 18 anys, la diferencia entre la vida i la mort pot estar en decidir pujar o no a un cotxe conduit per un noi/a borratxo. Potser la desició dependrà de les decisions que l'haguem deixat pendre i de la responsabilitat sobre aquestes decisions.
Els nens han de caure, s'han de fer mal, s'han de perdre, han de veure el perill per madurar i entendre que la vida es un joc on moltes decisions tenen consequencies....
Recordo quan era petit que les nostres mares ens avisaven constantent dels perills d'agafar caramels repartits per un home a la porta del col·legi...quants nens van morir o resultar intoxicats?...que jo conegui...cap!..però la meva mare ens va posar aquesta por al cos per si les mosques.
I si vaig a un restaurant i el cambrer es un psicopata i tira veri a tots als plats? i si vaig pel carrer i un home te un atac de cor mentre condueix i s'estimva contra mi?
Fa poc vaig llegir una noticia on un home havia mort degut a que una dona s'havia suicidad des de un balco amb tan mala fortuna que va caure sobre aquest senyor. Mort a l'acte.
La vida es massa complexe per posar nom a tots els perills, es impossible. El que si podem fer es donar als nostres infants la responsabilitat de decidir sobre els seus actes, de rebre les seves consequencies i això farà ciutadants amb mes criteri davant dels posibles perills.
[pendent d'ampliar....]
I una altre cosa, desenganyem-nos, nomes el fet d'estar vius pot provocar el risc d'un accident o de la mort, no es pot evitar aquest risc per molt que es vulgui. Per tant, no es pot viure constantment amb aquesta por, per molt aterradora que ens sembli la idea del que pugui passar.
Fa uns mesos va sortir una noticia on una nena d'un any va morir al caure per unes escales, mentre jugava amb les seves germanes. Una noticia tragica i desgraciada. Però per això no hem de deixar baixar les escales de casa nostre al nostre fill, si ja està capacitat per fer-ho? El risc es inherent a la vida.
Potser quan aquesta criatura tingui 18 anys, la diferencia entre la vida i la mort pot estar en decidir pujar o no a un cotxe conduit per un noi/a borratxo. Potser la desició dependrà de les decisions que l'haguem deixat pendre i de la responsabilitat sobre aquestes decisions.
Els nens han de caure, s'han de fer mal, s'han de perdre, han de veure el perill per madurar i entendre que la vida es un joc on moltes decisions tenen consequencies....
Recordo quan era petit que les nostres mares ens avisaven constantent dels perills d'agafar caramels repartits per un home a la porta del col·legi...quants nens van morir o resultar intoxicats?...que jo conegui...cap!..però la meva mare ens va posar aquesta por al cos per si les mosques.
I si vaig a un restaurant i el cambrer es un psicopata i tira veri a tots als plats? i si vaig pel carrer i un home te un atac de cor mentre condueix i s'estimva contra mi?
Fa poc vaig llegir una noticia on un home havia mort degut a que una dona s'havia suicidad des de un balco amb tan mala fortuna que va caure sobre aquest senyor. Mort a l'acte.
La vida es massa complexe per posar nom a tots els perills, es impossible. El que si podem fer es donar als nostres infants la responsabilitat de decidir sobre els seus actes, de rebre les seves consequencies i això farà ciutadants amb mes criteri davant dels posibles perills.
[pendent d'ampliar....]
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